El fin de semana representa un periodo de descanso, un tiempo libre necesario, para la mayoría de las personas. Tanto así que nuestra cultura moderna gira en torno al fin de semana. Mucha gente en realidad ve su rutina al revés: lunes a viernes es un mal necesario, para llegar a sábado y domingo.
Por supuesto ver el trabajo de lunes a viernes como un «mal necesario» no es el mejor punto de vista, pero eso quedará de tema para otro post.
El punto que vamos a tratar en este post más bien tiene que ver directamente con el fin de semana. Para muchos el fin de semana llega, y se aprovecha sin ningún plan específico. El fin de semana es para descansar en casa, o talvez salir a pasear a alguna parte en ocasiones.
Lo cual no necesariamente es la mejor forma de aprovechar el tiempo libre. El tiempo libre se debe disfrutar, es cierto, pero tampoco es malo hacer cierta planificación acerca de cómo disfrutarlo.
Fin de semana = tiempo perdido
A cuántos les sucede que llegan al domingo y encuentran que el fin de semana fue demasiado corto? Y que ese tan esperado periodo de descanso se pasó, sin que pudiéramos realmente aprovecharlo? A juzgar por la cantidad de imágenes temáticas que veo los domingos por la noche en Facebook y Twitter… le pasa a más gente de la que uno se imagina.
Sábado y domingo duran las mismas 24 horas que los demás días, y más bien tendemos a estar menos ocupados que entre semana. En teoría deberíamos sentir que completamos más durante el fin de semana, si nuestro único objetivo era descansar.
Pero generalmente no ocurre así. Por qué?
Mi teoría es que mucha gente no hace ni una mínima planificación de su fin de semana. Y entonces cae presa de la ley del globo: los pendientes se expanden para ocupar todo el tiempo disponible. Y al final nos centramos en realizar 1 o 2 cosas poco importantes, y el resto quedan sin moverse. Llegado el domingo, nos damos cuenta que solo esas 2 cosas logramos avanzar, y sentimos que el fin de semana fue demasiado corto para todo lo que teníamos que hacer.
Caso típico: nos despertamos el sábado tarde, talvez desayunamos y estamos por la casa un rato, y nos acordamos que está desordenada nuestra colección de DVD. Entonces sin pensarlo mucho, empezamos a ordenar la colección de DVD. El trabajo es mucho más complejo de lo que pensábamos, y nos lleva todo el sábado. Nos dormimos, y el domingo retomamos la tarea… y nuevamente nos ocupa el día entero entre acomodar, comer, ver televisión un rato, etc.
Llegado domingo en la noche, nos damos cuenta que nuestro fin de semana fue ordenar DVD, y nada mas. Y nos da la impresión de que se fue demasiado rápido.
La importancia de planificar el tiempo libre
El ejemplo anterior nos muestra la importancia de planificar nuestro tiempo libre. Así como planificamos nuestra rutina de trabajo durante la semana, deberíamos planificar el fin de semana, para garantizar que usemos el tiempo libre en actividades realmente importantes, y no en cosas misceláneas que no van a hacer mayor diferencia en nuestras vidas.
No estoy diciendo que debamos tratar el tiempo libre como si fuera una rutina de trabajo. Pero si debemos darnos cuenta que hay algunas cosas más provechosas que otras para hacer. Por ejemplo, hacer ejercicio en nuestro tiempo libre es muy provechoso, mucho más provechoso que dormir y ver televisión. Hacer ejercicio es cuestión de media hora o talvez una hora… pero nunca logramos «hacerle campo» porque no lo planificamos. Y seamos realistas: a menos que conscientemente hagamos campo para el ejercicio, nunca va a ocurrir por sí solo.
Como aprovechar el fin de semana
Planificar los fines de semana es similar a planificar el resto de la semana. Idealmente deberíamos empezar a planear el jueves o viernes, para tener tiempo de hacer ajustes y de contactar a otras personas si hiciera falta.
Lo primero que hacemos es decidir qué queremos hacer. Qué queremos lograr el fin de semana? Que ocupamos lograr el fin de semana?
Seguidamente buscamos los pasos necesarios para lograr esa meta. De seguro en muchos casos tendremos que ir a alguna tienda, o hacer algunas llamadas telefónicas. Ocuparemos recursos: si vamos a salir a dar un paseo en bicicleta, por ejemplo, ocupamos una bicicleta en buen estado lista para rodar. No deberíamos llegar el sábado a descubrir que la llanta está desinflada, y vamos a durar media hora en cambiarla.
Los fines de semana tienen la desventaja de que muchos comercios y servicios cierran. Por ese motivo es muy importante planear horarios para las actividades. Si tenemos que ir al banco a hacer un pago, obviamente deberíamos ir el sábado por la mañana, cuando los bancos aún están abiertos. El resto de las cosas que no dependen de esos horarios, podemos dejarlas para sábado en la tarde o domingo.
La cantidad de actividades que vamos a hacer el fin de semana, debería ser tal que nos haga sentir cómodos. Es cierto, debemos aprovechar el fin de semana, pero tampoco debemos convertirlo en una carrera de productividad que nos deje agotados el domingo por la noche. Es un balance que hay que encontrar: el punto en el cual nos sentimos satisfechos, porque aprovechamos el tiempo, pero no llegamos al punto de ocasionarnos estrés innecesario con nuestra rutina planeada.
Y recuerden, por supuesto, que las actividades no necesariamente tienen que ser «laborales» o «obligaciones». Es perfectamente válido planear actividades recreativas. Quiere dedicar su tarde del sábado a pintar? Excelente. Quiere salir domingo por la mañana a caminar en la montaña? Vale. También se vale cambiar planes a medio camino. Si el sábado por la noche decidimos que el domingo en la mañana preferimos ver una película, eso nos trae mayor satisfacción que lo que teníamos planeado, y no nos genera mayor inconveniente hacer el cambio, podemos hacerlo.
Lo importante es tener una idea clara de cómo vamos a aprovechar ese fin de semana. De los 7 días de la semana, solo 2 tenemos libres… y tenemos que aprovecharlos al máximo.