Procrastinación: por qué dejamos las cosas para después?

por | agosto 23, 2016

ProcrastinacionProcrastinación: el arte universal de posponer las cosas. Es algo que afecta a todas las personas del mundo, todos los días. Si en el mundo habemos 6.000 millones de personas, en este momento hay 6.000 millones de afectados por la epidemia de procrastinación mundial.

Mucha gente nunca ha escuchado esa palabra tan técnica: procrastinación. Y es que, por lo menos hasta donde yo recuerdo, ni en la escuela ni en el colegio los profesores suelen hablar de «procrastinación». A veces en la universidad escuchamos el término, pero no es así como una parte integral de nuestro vocabulario.

Pero sí conocemos el fenómeno, y sus nombres comunes. Algunos lo llaman «vagancia», otros lo llaman «pereza», otros «irresponsabilidad», otros «perder el tiempo», y por supuesto está la frase altamente popularizada por los medios: «dejar todo para el último momento».

Qué es la procrastinación y por qué es tan mala?

La procrastinación es el acto de dejar las cosas para después, de posponer hacer algo, simplemente porque «no queremos hacerlo». Aunque  ese algo sea lo más importante del mundo, lo dejamos para después y nos dedicamos a otras cosas menos importantes.

Todos conocen el fenómeno, dudo que haya una persona en este mundo que no haya pasado por él. Uno recibe una asignación, o se da cuenta que tiene que hacer algo, e inmediatamente lo anota por ahí para hacerlo, seguro de que va a ser muy exitoso y que podrá resolverlo. Unas horas o días después, cuando toca arrancar… posponemos. «Hoy no siento el impulso». «Es que todavía no tengo todos los insumos que ocupo». O peor aún, arrancamos, y nos quedamos en neutro… abrimos Word en la computadora, nos quedamos unos minutos viendo la pantalla en blanco, decidimos que vamos a abrir google para buscar la información base que ocupamos…. y tres horas después seguimos recorriendo kilómetro y kilómetros verticales en nuestro muro de Facebook.

A veces hasta lo disfrutamos por un momento. Abrimos el correo, esperando los detalles de las correcciones que debemos hacer la informe mensual de parte de nuestro jefe… y no hay nada. No hay mensajes nuevos. Internamente, en vez de preocuparnos, estallamos de felicidad: qué dicha, no hay información, no puedo avanzar sobre el informe mensual en este momento.

Lo anterior, por supuesto, durante unos minutos. Después de transcurridos esos minutos, regresa el sentimiento en nuestro interior de que ahí está el tema del informe mensual, dando vueltas, cada vez hay menos tiempo, y no estamos avanzando.

La procrastinación es el motivo por el cual en enero de todos los años hay un pico incontrolable en las inscripciones de gimnasios… inscripciones que un mes después están inactivas. Y es que, por supuesto, cómo puede esperarse que vayamos a un gimnasio cuando hay «cosas más urgentes» que atender, como revisar correo electrónico?

Es el motivo por el cual miles de estudiantes dejan los estudios todos los meses. Aunque su futuro depende de estudiar, simplemente deciden que más adelante pueden retomarlo, y que es mejor dedicarse a otras cosas.

ProcrastinacionCon esa breve reflexión, ya podemos darnos cuenta de lo grave que es este problema de procrastinación mundial. Nos afecta a nosotros y afecta a todas las personas que tenemos alrededor. Y peor aún: nos afecta como comunidad. Cuando alguien procrastina, genera una cadena de efectos que se va propagando por todo el planeta, con consecuencias inimaginables.

Si, realmente la procrastinación es el proverbial «efecto mariposa». Una mariposa en Africa mueve las alas, y termina desatando un huracán en Australia. O en nuestro caso, alguien en Ecuador deja para mañana sacar una cita con el dentista, y termina provocando que se hundan 3 barcos de carga en Japón.

La procrastinación es uno de los problemas más grandes en el mundo, que generan pérdida de productividad. Y con esa pérdida de productividad, vienen innumerables efectos sobre el sistema económico, la salud de las personas, en fin.

Por qué dejamos las cosas para después?

Muchos científicos a nivel mundial se han dedicado a estudiar la procrastinación, y a contestar la pregunta de por qué tenemos esa tendencia a dejar las cosas para después. A través de numerosos estudios, en numerosos campos, han ido descubriendo ciertas cosas que tienen en común los que son víctimas de procrastinación. O como los llaman muchas veces «procrastinadores crónicos».

Primero, vale la pena mencionar que la procrastinación generalmente no tiene que ver con que la persona tenga déficit atencional (ADHD). Muchas personas creen que procrastinan porque tienden a distraerse fácilmente… «soy ADHD» dicen. Bueno, pueden tranquilizarse, es poco probable que sean ADHD. De hecho si fueran ADHD, sus problemas serían mucho mayores de lo que son ahora.

Segundo, la procrastinación tampoco es un tema de organización o de administración de tiempo. No procrastinamos porque somos desorganizados o porque nuestro escritorio está sucio. De hecho «mi escritorio ocupa limpieza» es una de las excusas más populares de los procrastinadores. Es una excusa, no es la causa de la procrastinación.

En muchos casos, la procrastinación tiene que ver con un tema fundamental: evitar a toda costa el malestar. Muchos dicen «evitar el dolor», pero yo encuentro que «dolor» es un término mucho más específico que malestar. Y es que lo que tratamos de evitar en muchos casos es malestar, no necesariamente dolor.

Ese malestar puede ser causado por muchas cosas. Una causa muy común son las tendencias perfeccionistas. Al ver que se aproxima una tarea, especialmente si es una tarea nueva o simplemente algo que nos ha dado problemas en el pasado, nuestro cerebro automáticamente ve la posibilidad de que fallemos, y lo relaciona con un malestar. Porque, por supuesto, todo tiene que salir perfecto, no? Muchas veces ese razonamiento ocurre sin que nos demos cuenta, más allá de nuestra línea de pensamiento consciente.

Ese análisis subconsciente que hacemos de las cosas nos genera un estrés interno, que en ese momento nos provoca malestar. Y si entonces aparece una distracción, por más pequeña que sea, rápidamente la tomaremos… y en especial si esa distracción es algo trivial, con lo que logremos satisfacción inmediata.

Pueden imaginarse por qué, entonces, Facebook es una distracción tan popular. Es satisfacción inmediata, disponible al instante, y sin límite de contenido.

También la procrastinación la pueden fomentar cosas más allá de una tendencia perfeccionista. Simplemente darse cuenta que algo no es realizable, o que no dará el resultado esperado, puede llevarnos a procrastinar. O si nos damos cuenta que más adelante en el proceso tendremos que realizar algo incómodo, por ejemplo comunicar que el proyecto que nos asignaron fracasó, será una motivación para posponerlo hasta donde nos sea posible.

El gran problema: las cosas no se resuelven solas

El gran problema de dejar las cosas para después es que las cosas no se van resolviendo solas. De hecho en muchos casos las cosas se van poniendo peores, y los problemas más grandes. Conforme dejamos las cosas para después, vamos teniendo menos tiempo disponible para encontrar soluciones y salidas al problema. Van disminuyendo nuestras posibilidades de ser creativos y probar diferentes alternativas.

Efectivamente cuando procrastinamos, estamos firmando nuestra propia sentencia, y casi que asegurando nuestro fracaso.

Como resolver la procrastinación

ProcrastinacionLa estrategia central para superar la procrastinación es perder el miedo al fracaso. Como vimos anteriormente, la procrastinación no es un tema de desorganización, ni de falta de limpieza, ni de ser de fácil distracción. La procrastinación tiene que ver con un miedo a que las cosas salgan mal o nos incomoden de alguna forma.

Eso es lo que debemos superar para poder seguir adelante con lo que tenemos que hacer.

Desde un inicio, debemos aprender a reconocer que el fracaso es una opción, y es una posibilidad. Las cosas pueden salir mal, y puede que no sean perfectas. Ningún proyecto, ninguna tarea está exenta del fracaso. Haremos todo lo posible por contener esa posibilidad y evitar que se materialice, pero, aún así puede llegar a ocurrir. Y está bien, esas cosas pasan.

Debemos apartar algo de tiempo para poder manejar la eventualidad de que algo salga mal. Si el trabajo no progresa como debería, si no conseguimos información clave para completarlo a tiempo, debemos tener un cierto margen para poder buscar alternativas e implementarlas. Por este motivo nunca es bueno ocupar todo el tiempo que tenemos para hacer algo. Debemos siempre dejar un tiempo libre al final, anticipando cualquier necesidad imprevista.

Con esas dos cosas: aceptar la posibilidad de fracasos, y dejar un margen por si llegaran a darse, tendremos un poco más de tranquilidad y será más fácil empezar el camino de lo que tengamos que hacer.

Otra cosa que ayuda mucho a superar la procrastinación es dividir las cosas en tareas pequeñas. Un trabajo grande se puede subdividir en muchos pasos pequeños, y podemos ir haciendo esos pasos poco a poco. En muchos casos vale la pena incluso limitarse a un cierto número de pasos por día… no más. Esto nos dejará espacio para terminar nuestro trabajo importante, y poder dedicar algo de tiempo a tareas menos importantes o simplemente a pasar el tiempo. Y eso disminuirá el estrés que nos provoca el trabajo que tenemos por delante.

Y por supuesto, no está de más mencionar que una de las mejores estrategias para superar la procrastinación, es simplemente lanzarse a hacerlo. Cuando tenemos una idea de qué tenemos que hacer, y cómo lo vamos a lograr, lo mejor es simplemente lanzarse. Una vez escuché un relato de uno de los mejores boxeadores del mundo: alguien le preguntó cómo hacía para superar el miedo de enfrentarse a un oponente. El boxeador contaba que con los años, había aprendido a no tenerle miedo a los golpes, todo lo contrario: a buscarlos. La mayoría de sus oponentes suponían que él iba a ser como los demás, e iba a tratar de huirle a los golpes a como diera lugar. Y cuando se topaban con un oponente que más bien iba a buscarlos, sin huirles, quedaban sin saber qué hacer.

De la misma manera, hay que tener la disciplina para iniciar un trabajo al que «le tenemos pereza» y no dejarlo para después. Encontraremos que en muchos casos la «pereza» o la dificultad que le veíamos era solo aparente, y cuando empezamos el trabajo es mas fácil y llevadero de lo que pensábamos.

Se puede llegar a superar por completo la procrastinación?

En realidad, no. Aún las personas más productivas y que tienen dominado el problema de la procrastinación, tienen la tendencia a dejar las cosas para después. Nunca desaparece, porque el temor al malestar nunca desaparece. Las personas que superan el problema de la procrastinación, simplemente aprenden a vivir con esa tendencia, y a no dejar que controle sus vidas. Aprenden a reconocer que las consecuencias de dejar algo para después, generalmente son peores que las consecuencias de hacer las cosas y fallar en el intento.

Así que adelante, tomen la lista de tareas que han estado posponiendo o dejando para después, y comiencen a atenderlas. Verán que no es tan terrible como parece.