Hay una destreza que vale la pena aprender, y que a cualquier persona sin importar su trabajo le será beneficiosa. Esa destreza es la constancia, también llamada por muchos perseverancia.
Ser constante en las cosas es la clave del éxito, porque es lo que nos permite llevar a cabo proyectos muy largos y muy complicados.
El desarrollo de la perseverancia es un ejercicio que todos debemos realizar en nuestras vidas. Vivimos en una sociedad demasiado orientada a lo inmediato, al corto plazo, y eso nos está matando. A las personas se les acostumbra a pensar que todas las cosas se pueden hacer «ya», y que más bien deben huirle a cualquier proyecto o servicio que requiera tiempo para realizarse.
Esa preferencia por el «ya», nos ha llevado a crear generaciones enteras cuyo modo de vida es el desperdicio y no la productividad. Generaciones enteras donde lo aceptable es producir 100 unidades «por si acaso», con el fin de llegar en cualquier momento y consumir una en el instante, y que las otras 99 se pierdan si fuera del caso.
Hace unas semanas estuve ayudando a un colega que quería buscar casa propia. Y me di cuenta de lo serias que pueden ser las consecuencias de vivir en el «mundo instantáneo». Recorrimos varios proyectos de viviendas, algunos en etapa de planeamiento, otros en construcción, y unos cuantos ya finalizados. Las diferencias entre comprar en etapa de planeamiento, y comprar en etapa finalizada, eran monstruosas. Habían diferencias de 10% o más, lo cual es mucho dinero si consideramos cuando cuesta una vivienda típica. Y ese 10% de sobreprecio a lo que respondía era a la posibilidad de tener la vivienda ya: firme, pague, y al día siguiente puede hacer mudanza.
Pero no solo en viviendas ocurre. En los productos de consumo también hay diferencias importantes. Frecuentemente veo productos electrónicos en las tiendas, que tienen un sobreprecio de 50% o más respecto a lo que cuestan en línea. La diferencia? En la tienda uno entra, los compra, y se los lleva. En línea por lo menos se debe esperar 2 semanas a que el producto llegue a su casa.
La sociedad instantánea los está llevando por caminos que no son del todo buenos. Y nos está enseñando que no es necesario ser perseverantes ni dedicar mucho tiempo a hacer las cosas.
Cuando en realidad, la necesidad de perseverar y ser constante es algo que sigue siendo de mucho valor en el mundo moderno. Quizás aún más por lo escasa que se ha vuelto.
En el mundo actual, las empresas están acostumbradas a la alta rotación de gente. Gente entra, y dos semanas después se cansó y ya no está. Es la forma de operar del mundo moderno. Pero en ocasiones, aparece un empleado que se mantiene en su lugar durante meses, años, incluso décadas.
Y si ponemos atención a ese empleado, probablemente nos demos cuenta que obtiene mucho más en términos de experiencia ganada, reputación, e incluso compensación, que lo que obtiene cualquier empleado de 2 semanas.
Similarmente, en la industria del entretenimiento hay gran cantidad de artistas que producen trabajos de un mes… graban durante 2 semanas, algo que dura sonando otro par de semanas, y luego desaparecen. Y son sustituidos por el siguiente éxito de 2 semanas. Contrasten eso con los artistas que tienen trabajos en este momento con más de 30 años de estar sonando. O incluso con los que tienen siglos de estar sonando.
Cuál es más valorado, al final de la historia?
Al final de la historia, el que persevera, el que desarrolla esa disciplina de ir poco a poco, día a día mejorando y avanzando sobre sus proyectos, es el que obtiene mayores beneficios por su trabajo. Y es el que obtiene mayor satisfacción también.
Actualmente el secreto del éxito está en ser productivo, combinado con una dosis de perseverancia. Hay que invertir tiempo, mucho tiempo, de manera constante, y con un plan para garantizarnos que estemos aprovechándolo al máximo. Solo así lograremos llevar a cabo proyectos verdaderamente importantes, altamente valorados, por nosotros y por los demás.